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3 de mayo de 2016

Planificación sucesoria: donar la propiedad ya no es la mejor opción para los herederos

Los expertos aseguran que con la entrada en vigencia del nuevo Código Civil, la mejor opción es optar por un trámite sucesorio


En las oficinas que administran fortunas de familias acaudaladas (family offices), pero también en algunas de clase media, en las que los jóvenes tienen problemas para acceder a la vivienda propia, la planificación sucesoria es un tema de atención.


En relación con las propiedades, las posibilidades de cambio de manos de un título contemplan la donación en vida o la sucesión. 

El fideicomiso familiar o sucesorio se constituyó como opción tras la entrada en vigencia del nuevo Código Civil, en agosto. La norma modificó algunos aspectos que inclinaron la balanza, según especialistas consultados por LA NACION, en favor de la sucesión, y quitaron peso a la donación, habitual en quienes prefieren dejar el asunto resuelto.

La evaluación de expertos de distintas áreas hace foco en el condicionamiento de cada figura sobre el título, con los costos en un plano secundario. Ya que un título "imperfecto" puede tener, coinciden, una incidencia más perniciosa que el valor de un trámite.


Leonardo Glikin, director de CAPS Consultores, dice que "ante el cambio de condiciones, la donación no es una alternativa conveniente" para quienes se ocupan de prever qué pasará con los bienes después de su fallecimiento. Antes, explica, la donación transfería un título no observable, es decir, que ningún tercero -por ejemplo, un hijo extramatrimonial- podía reclamar parte de una herencia. "Pero ahora, que alguien puede ser designado heredero tras un fallecimiento, el título proveniente de una donación se considera imperfecto, hasta que hayan pasado diez años", contrasta.

Mariano Oppel, presidente de Oppel Propiedades, aclara que "el título se «perfecciona» a los diez años de la firma de la escritura de donación, independientemente de cuándo muere el donante". Así, lo que antes aplicaba a terceros, ahora aplica a herederos forzosos (hijos, cónyuge).


El ser objetable expone a la propiedad a una depreciación, si se encuentra comprador. Diego Migliorisi, socio gerente de Migliorisi Propiedades, detalla: "El valor de la propiedad se ve afectado porque los riesgos son altos. Aunque no cualquiera puede reclamar, si se quiere construir un edificio, ni siquiera se analiza la inversión".

"La modificación del Código hace que sea muy difícil donar -analiza Oppel-. El bien queda en una situación de indefinición, fuera del mercado. Aun si la persona ha tenido una vida ordenada, el que lo va a comprar no lo sabe; el título queda con un defecto." Y eso, agrega, traba también los créditos hipotecarios, que los bancos lo rechazan en esos casos.

Si la donación tiene a un tercero como beneficiario pueden ser los herederos los que reclamen. De allí por qué Santiago Mollard, abogado del estudio Nicholson & Cano, dice que la donación siempre queda sujeta a revisión. Por ejemplo, si tras la muerte el patrimonio ha cambiado y no cubre la parte de los herederos, pueden objetar el título. El nuevo Código les atribuye 66% del patrimonio, y deja 33% (ya no 20%) para libre disponibilidad.



Según Migliorisi, por lo dicho, es habitual que quien recibe una propiedad por donación la destine al alquiler, hasta que el tiempo perfeccione el título y pueda venderla.

Glikin marca otra desventaja: es difícil determinar a qué edad donar ante una mayor esperanza de vida. "Si la persona fallece a los 95, y donó a los 65, adelantó los costos 30 años y eso tiene un costo financiero", dice.

Aunque no la pondera como la opción conveniente, Mollard rescata la figura en ciertas circunstancias: "Si se piensa conservar el bien, es correcto que se haga una donación, es más cómodo, y en un tiempo volvés a tener un título no objetable".

Existe un ahorro de costos que promovía esa elección, opina Guillermo Borda, del estudio que lleva su apellido: la sucesión suma una tasa de justicia (del 1,5% del valor fiscal del inmueble en la ciudad de Buenos Aires) y honorarios profesionales, pactados de antemano. "Sin embargo -añade- es pasible de juicios y complicaciones." Por la vía sucesoria, contrasta, los bienes se dividen entre los herederos y otro porcentaje a voluntad del fallecido, lo que puede aclararse a través de un testamento. Esto último agrega el costo de otro acto público o, de no serlo, de un perito calígrafo que consigne la validez de la firma, indica Borda.

Migliorisi estima que la sucesión puede demandar entre cuatro meses y un año. Aunque, como en un divorcio, depende de los bienes en juego y de la conflictividad. "Aun si después del juicio testamentario aparece una objeción, el reclamo es al beneficiario, pero eso no representa una traba para la venta de la propiedad, porque el título es «perfecto»", analiza.

Felicitas Argüello, de Nicholson & Cano, agrega un factor ineludible: tanto donación como herencia, en territorio bonaerense (aún no en la Capital) quedan gravadas por un impuesto, cuyas tasas varían. Cuanto más lejano es el parentesco, más alta es la alícuota, que va de 4% a 15,9%. "Lo que se hace para manejar los tiempos es dejar todo organizado y que la donación se acepte a futuro", comenta.

El fideicomiso testamentario consiste en un patrimonio separado del personal, que es administrado por un fiduciario, beneficiario o no. Glikin ejemplifica con un caso de un padre con hijos menores o un hijo con discapacidad. El contrato puede determinar que hasta que un hijo llegue a la mayoría de edad se invierta en algo en particular, que las rentas se repartan entre ellos y otros pasos a seguir.


LA NACION - Lunes 11 de abril de 2016

2 de mayo de 2016

Las claves para evitar la vida financiera después de la muerte

Las gestiones que hay que realizar en el banco y ante la compañía de seguros para dar de baja a un ser querido


La muerte de un ser querido resulta siempre un trago difícil de digerir. Pero, lamentablemente, pasado el primer momento de shock, algún familiar cercano deberá tomar a su cargo una batería de cuestiones relacionadas con la organización financiera de la persona que se fue, para cerrar correctamente temas bancarios e impositivos.

A modo de guía, LA NACION consultó con expertos de distintas áreas para saber qué trámites se deben seguir y los plazos que hay que cumplir. Qué corresponde pagar, ante qué organismos presentarse y cuándo los seguros de vida que tienen, por ejemplo, los productos financieros se activan.

En el caso de las cuentas bancarias, el primer paso es acercarse a la sucursal donde está radicada la cuenta de la persona que falleció y, con certificado de defunción en mano, iniciar el trámite para cerrarla. En este punto conviene tener bien en claro que las deudas no se heredan.

"Tanto para los saldos pendientes de la o las tarjetas de crédito de las que fue titular la persona fallecida como para los créditos personales, hipotecarios o prendarios existe un seguro de vida que cubrirá la totalidad de la deuda", explican desde el departamento de comunicaciones de un banco de primera línea. Aclaran un punto no menor: el seguro debe cubrir el saldo deudor del titular del plástico, pero no es obligación incluir los consumos de los adicionales, aunque muchos bancos sí ofrecen este servicio como un plus a sus clientes. Hay que asesorarse sobre el tipo de contrato vigente.

El capital asegurado es el saldo deudor y las cuotas pendientes (todas las que resten pagar) por compras financiadas hasta el día de la muerte del titular. Es decir, si los adicionales siguen generando gasto, o hay servicios en débito automático que continúan sumando cargos, esa deuda no será contemplada. Vale aclarar que el banco no tiene manera de saber que un cliente murió y no va a proceder en consecuencia si no tiene comunicación fehaciente de este hecho por parte de sus familiares.

Los seguros se activan siempre que el titular de la cuenta haya fallecido de forma natural o por un accidente, pero no cubren los casos de suicidios.

En el caso de haber saldo a favor en las cuentas, el dinero va a sucesión. Pero si son cuentas con dos titulares, y de orden indistinto, el otro titular la puede retirar. Nunca se la queda el banco. Así, la cuenta podrá ser operada por el otro titular mientras se formalizan los trámites inherentes a la muerte de uno de los firmantes. "El banco entregará el depósito total o parcialmente a cualquiera de los clientes titulares de las cuentas, siempre que no medie orden judicial por lo contrario, aun en los casos de fallecimiento o incapacidad sobreviniente de uno de sus titulares", establecen las normas del Banco Central de la República Argentina (BCRA), ley Nº 24240 y resolución 9/2004 de Defensa del Consumidor.

En cambio, si es una cuenta de orden conjunto (es decir que se necesita la firma de todos los titulares para operar), directamente pasa al área de legales del banco. Los saldos a favor serán entregados a los derechohabientes. Para eso hay que iniciar el trámite sucesorio.

Los seguros de vida, si quien falleció contaba con una póliza vigente, son otro ítem del cual ocuparse. "El trámite es sencillo y consiste en presentarle a la aseguradora la documentación que valide la identificación del asegurado y los beneficiarios, así como el certificado de defunción", explica Pablo Etcheverry, VP business development and distribution head de MetLife, quien pone el acento en "hacer las cosas fáciles" para quienes sufrieron una pérdida.

Sin retenciones

"El pago del beneficio de un seguro de estas características no tiene retención alguna", dice el ejecutivo en relación a la carga impositiva. "Aunque, según el medio de cobro, pueden llegar a existir gastos bancarios, impuesto al cheque u otros", agrega.
Finalmente, la reorganización de las finanzas personales tras la muerte de un familiar obliga también a poner la mira sobre los temas vinculados con la herencia. Este punto es especialmente crítico para los bienes y los individuos radicados en la provincia de Buenos Aires, donde desde 2011 rige el impuesto a la transmisión gratuita de bienes, conocido comúnmente como el impuesto a la herencia.

"Es un impuesto bastante gravoso, que alcanza a los bienes que están registrados en la provincia, pero también a los que están en otras jurisdicciones si quien lo recibe está domiciliado en Buenos Aires", explica Rodolfo Canese Méndez, socio de Impuestos de KPMG Argentina. "Están exceptuados solamente los inmuebles registrados como bien de familia", aclara.

Cuestión de parentesco

Están alcanzados los enriquecimientos a título gratuito en transmisiones entre padres, hijos o cónyuges cuando superen los $ 250.000. En transmisiones entre otros grados de parentesco o entre extraños, cuando está por encima de los $ 60.000.

La alícuota para el cálculo del impuesto va de 4% (para el caso de padres, hijos y cónyuge) a 22%, dependiendo del monto percibido y de la cercanía con la persona fallecida. Cuanto más lejano el parentesco, más alta la alícuota. "Pueden deducirse del impuesto las deudas dejadas por el causante al día de su fallecimiento y los gastos de sepelio hasta un máximo que fije la ley impositiva", según indica la Agencia de Recaudación de la Provincia de Buenos Aires (ARBA) en el detalle del impuesto.

El plazo que tienen los herederos es de "hasta 15 días de la solicitud judicial de inscripción o entrega del bien transmitido, libramiento de fondos o acto de similar naturaleza, o hasta transcurridos 24 meses desde el fallecimiento, lo que ocurriera con anterioridad", determina ARBA.

Independientemente de este gravamen, si la persona que murió estaba en actividad, aún deberán presentarse al cierre del ejercicio fiscal las declaraciones juradas de Ganancias y Bienes Personales por el período que corresponda. Y sus herederos, dependiendo de la valuación de los bienes recibidos, deberán inscribirse (si no lo estaban) en Bienes Personales y comenzar a presentar sus declaraciones anuales.


Cuatro pasos que hay que tener en cuenta

Cómo cerrar las cuentas bancarias y qué pasa con las deudas y el saldo a favor
1
Banco
Para cerrar las cuentas de la persona fallecida hay que ir a la sucursal con certificado de defunción en mano
2
Deudas
Las deudas no se heredan. Los seguros de vida cubren los saldos de los créditos y tarjetas
3
Seguro de vida
Se deben presentar los documentos que validen la identificación del asegurado y los beneficiarios
4
Saldo a favor
Si son cuentas con dos titulares, y de orden indistinto, el otro titular puede retirar el dinero




LA NACION - Lunes 02 de mayo de 2016

7 de marzo de 2016

Pagar la carrera universitaria desde la etapa primaria


 Algunas compañías ofrecen planes de ahorro para la educación; ¿cuándo convienen y cuáles son los costos?




Mi hijo el ingeniero, el doctor, el abogado o el contador es, desde hace tiempo, un sueño paternal que bastante hondo puede calar en la cuenta corriente familiar. Si se decide por la educación de grado privada, los desembolsos mensuales podrán ir desde $ 4000 promedio hasta casi $ 15.000. En concreto, y aunque varía por carrera y establecimiento, el valor del "paquete universitario" de cuatro años en Buenos Aires ronda hoy en torno de los $ 200.000 para las instituciones en promedio -sólo en concepto de cuotas- y hasta por encima de los $ 700.000 si se trata de las casas de estudio más costosas.


Así como las entidades ofrecen un descuento para el estudiante que abone la totalidad del ciclo lectivo por adelantado, remontarse todavía más atrás -mucho más atrás- en el tiempo a la hora de pagar, puede traer aún mejores beneficios al calor del interés compuesto. Para el caso, aunque muy lejos de estar expandido en el país, el mercado asegurador argentino ofrece una serie de opciones para los padres con capacidad de ahorro y resiliencia a largo plazo: un seguro de estudios universitarios, que funciona como una suerte de boleto hacia la formación terciaria que se paga "en muchas cuotas" y con varios años de antelación.

Entre los productos que ofrecen las compañías locales hay instrumentos de ahorro con un aporte desde unos US$ 60 por mes que favorecen el armado de un fondo, con una mínima cobertura de vida. Éste será alimentado por los aportes mensuales continuos de la familia y retroalimentado a su vez por los propios intereses que se generen por las inversiones que la empresa de seguros haga con el dinero. Para cuando llegue al domicilio la primera factura universitaria, muchos años después, la constancia en el pago de primas y la fuerza de los intereses responderán por las erogaciones.


¿Pero con cuánta anticipación debería empezar a constituirse el ahorro familiar para afrontar gastos tan significativos? 

Nota del Blog: Norberto Plachta junto a los asesores de Masterforum representando  a CNP cuentan con más de 30 años asesorando a padres, abuelos y padrinos contruyendo modelos exitosos de Fondos para Estudios Universitarios.

Plachta detalla que disponen de planes que pueden comenzar con aportes mensuales desde mínimos de $200 o USD 60 destacando su versatílidad y flexibidad, planes que permiten aportes extras, retiros anticipados y ajustes acompañando la inflación real.

En algunas planificaciones, blindamos la construcción del capital para estudios universitarios con una protección frente a la eventualidad de una muerte prematura  o incapacidad o enfermedad grave del aportante.    

Norberto Plachta relata una experiencia personal:

Hace años un amigo de toda la vida me envió por email la foto de su primer nieta, adjuntando el pedido que lo ayude a constituir un Plan de Ahorro para los estudios universitarios para ella.

Cuando nos reunimos me dijo: Yo no voy a ser el abuelo que le regale la cunita, la bicicleta o juguetes para las fiestas y que no espere regalos especiales para cumpleaños, para eso están sus padres, familiares y amigos.

Yo pienso en su futuro en los costos de sus estudios, y en caso de no elegir estudiar, que cuente con los fondos para iniciar la actividad que decida encarar.

Desde hace años aporta mensualmente USD 100 para su nieta, cada vez que tiene una oportunidad realiza un aporte extra. 

Hace años todos lo miraban como "bicho raro", hace unas semanas me envió una foto tomada el último cumpleaños de su nieta en la habitación de ella repleta de juguetes, ropa, electrónicos y accesorios.

No hicieron falta argumentos para ratificar la validez de su plan.

Algunas  personas mayores tienen una sabidurida que les ha dado la vida, sus experiencias, sus errores por eso sus elecciones o consejos son tan ciertos.

Según Hernán López, de la compañía Orígenes, "unos 10 años antes de que empiece la universidad es un horizonte razonable para que se le pueda dar al fondo la capacidad de generar la rentabilidad necesaria". Según Alfredo Turno, de SMG Life, los tomadores de este producto suelen, no obstante, hacerlo recién cuando el hijo termina la primaria. "El problema es que ya es un poco tarde. Quedan sólo cinco o seis años", advierte.
Si bien la Argentina no parece ser el país indicado para hablar del largo plazo, lo cierto es que es en ese punto donde radica la oportunidad: cuanta mayor antelación haya en la contratación del seguro, mayor será la proporción del costo universitario total que será solventado con los propios intereses que el fondo genere, y ya no con aportes de capital de la familia. En EE.UU., por ejemplo, con un mercado más desarrollado, se calcula que -a través de los planes de ahorro para la educación- un tercio del total de la carrera se paga "sólo" con la renta.

Pablo Etcheverry, de la aseguradora MetLife, afirma que el valor de la cuota mensual se conforma a partir de las siguientes variables: el período hasta que el hijo finalice la educación media, la duración estimada de la carrera profesional en mente, el rango de costos de la universidad deseada y, finalmente, un potencial upgrade para posgrados en el exterior, si fuera de interés.
Hay, sin embargo, un desafío: ¿cómo apuntarle a un monto final con precisión si la inflación terminará por descolocar todo valor calculado hoy? Según Mauricio Zanatta, de Prudential, la referencia en moneda dura es una buena alternativa en este caso: "En el largo plazo, el precio de una cuota universitaria tiende a estabilizarse en un valor dólar". Por eso, las pólizas pueden armarse tanto en pesos como en dólares (en pesos ajustables por el tipo de cambio).
Desde San Cristóbal Retiro, Claudio Carletti dice que el aporte mensual mínimo recomendado es de US$ 100. Pero, ¿cuál es la relación entre prima y monto final? Según números provistos por algunas compañías, que sirven de indicio, cuotas mensuales a valores de hoy de entre 1000 y 1400 pesos podrían cubrir una futura carrera en una universidad promedio ($ 4000), si el aporte al seguro comienza a la edad de 8 años y sigue hasta los 18.


Para las instituciones más caras ($ 15.000 de cuota mensual), los valores del seguro irían de 3800 a 5150 pesos. Los números varían, claro, según la rentabilidad que logre el fondo. Los montos incluyen un seguro temporal de vida e invalidez. Hay diversidad de tipos de contrato, por lo que es posible, una vez cumplido el plazo, rescatar el fondo capitalizado o bien cobrar un monto mes a mes hasta la finalización de la carrera. Si el beneficiario no hace finalmente una carrera universitaria se rescata de todas formas el ahorro.
En la Argentina el seguro está poco desarrollado y hay escaso incentivo. En países como Estados Unidos, y según consta en la Comisión de Valores de ese país (SEC), se prevén fuertes beneficios impositivos para planes de ahorros cuyo fin específico sea la educación universitaria. No obstante, Turno destaca un aspecto positivo para nuestro país: "La Argentina tiene una educación pública de fácil acceso. En otros países esa opción no existe, por lo que el sistema se ve obligado a desarrollarse ya que si no tenés plata, no llegás".
De cara al futuro, los consultados coinciden en que hace falta un incentivo fiscal, que en otras partes del mundo ha probado ser un recurso indispensable para fomentar los seguros de vida y retiro. En la Argentina sólo existe la posibilidad de deducir del monto imponible de Ganancias hasta $ 996 por año, un tope congelado desde hace años.

Tips para saber qué contratar

Cuándo empezar
Según los asesores, un plazo ideal es contratar un seguro unos 10 años antes del momento de inicio de la carrera universitaria
Cómo definir los valores
Un dato por tener en cuenta es que en el largo plazo, las cuotas de las universidades suelen estabilizarse en el valor del dólar
Cuánto se cubrirá
Algunas estimaciones indican que aportes actuales de entre 1000 y 1400 pesos mensuales servirían para cubrir una carrera con una cuota promedio de $ 4000 (a valores actuales)
Cómo es el rescate
Hay diferentes formas en que la aseguradora y el asegurado pueden determinar cómo se hará el rescate del monto capitalizado: puede ser todo de una vez o bien en cuotas


Fuente: La Nación - Domingo 06 de marzo de 2016

26 de mayo de 2014

Quien mal oye, peor responde

 Generalmente, mientras alguien habla, cada uno de los que escucha tiene un monólogo interior que va rebatiendo uno a uno todos los argumentos del contrincante.
  
Escuchamos? 

¿oímos?

¿entendemos? 

¿comprendemos? 

¿compartimos? 

Cinco preguntas y una sola respuesta posible, pero no muy habitual, porque aparentemente la afirmativa en los cinco casos sería lógica pura, aunque la realidad de nuestro mundo parezca indicar lo contrario. 

Una cosa es escuchar y oír porque nuestro órgano auditivo funciona normalmente, y otra muy distinta es entender y comprender el real significado de lo que nos dicen para poder compartir, o no, el pensamiento de quien es nuestro interlocutor. 

El individualismo extremo que predomina en una gran mayoría de nuestra atribulada raza humana dificulta la real comunicación entre los habitantes de este revuelto planeta llamado Tierra. 


Encerrados en burbujas engañosas solemos monologar y no dialogar. 

Generalmente, mientras alguien habla, cada uno de los que escucha tiene un monólogo interior que va rebatiendo uno a uno todos los argumentos del contrincante, operación que, por lógica, no permite comprender realmente el discurso escuchado y, como reza el dicho popular: quien mal oye, peor responde

El mensaje de cualquier opinión humana no es tan fácil de entender como a veces aparenta; hay tonos, subtextos y contextos detrás de un sí, un no o un quizás. Ni hablar de la complejidad de otro tipo de expresiones. 

El no escuchar trae como consecuencia la incomunicación entre miembros de un grupo amistoso o familiar. 

La crisis de parejas suelen tener su origen en la indiferencia que surge de la rutina. 

Creemos conocer tanto a quien comparte nuestra vida que insensiblemente empezamos a oír lo que se dice, pero no a entender y comprender los cambios que se van produciendo por los años, el hartazgo y el resentimiento provocado por lo que se calla. 

Tanto es lo que esconde el silencio que no deja traslucir la real significación de los rutinarios buen día, hasta mañana, qué tal o es lo que hay, fórmulas de convivencia que van tapando con lugares comunes nuestros verdaderos sentimientos. 

Vamos guardando bajo la alfombra toda la basura que nos corroe el alma, vamos tapando con fórmulas y clichés diferencias y rencores que, a lo mejor, podrían haberse eliminado con sólo saber escuchar realmente, dialogar razonablemente y compartir, o no, los criterios del otro. 

Cuando uno sabe oír y no hacer que oye todo puede solucionarse, revisarse y, de no tener remedio posible, romperse no por un arrebato irreflexivo sino por una consecuencia lógica y natural.

Pero para eso hay que buscar lo más difícil de conseguir: el equilibrio sensato que proviene de no creerse el ombligo de mundo y entender que, si paramos por un momento al menos la calesita loca de nuestros instintos violentos, podremos alcanzar soluciones pacíficas a nuestros conflictos. 


Cuesta mucho escuchar, es mas fácil hablar, gritar, insultar o dar rienda suelta a los peores sarcasmos y las más violentas descalificaciones. Pero esa catarata de agresiones no hace más que empeorar los infiernos tan temidos y obnubilar nuestra mente desarrollando energías negativas. 

La verdad duele a veces, pero siempre será preferible ese dolor que la acumulación de broncas y frustraciones derivadas de la falta de diálogo. 

Por eso suele ocurrir que destruyamos lo que más queremos y que perdamos lo que tanto trabajo nos costó obtener.

 
La felicidad está hecha de momentos iluminados que nos da la vida y que nos ayudan desde el recuerdo lúcido a volver a creer en lo imposible. 

Sólo hay que parar los motores, hacerse a un lado del camino, oír al otro, escucharlo, aceptarlo, comprenderlo y rechazarlo si es tóxico y negativo, pero con la tranquilidad de haber hecho el esfuerzo de entender lo mejor posible lo escuchado. 

Vale la pena..

Nota: Entiendo que el presente artículo puede ser útil a nuestros colégas de la venta, recordemos  "en la venta siempre gana el que más y mejor escucha, no el que más habla". La persona que pueda practicarlo en su casa, seguramente se verá recompensado en la actividad laboral con mejores resultados. 

Fuente: LA NACION - Enrique Pinti 25/5/14