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8 de marzo de 2016

Planificar el retiro

Una propuesta para aliviar la congestión de los sistemas previsionales a consecuencia de la longevidad de sus beneficiarios.
 
Las satisfacciones traídas por los avances en la ciencia son muchas, la vida es confortable, las comunicaciones veloces, la clase media viaja por el mundo y se vive más tiempo, mucho más.
 
Las injusticias persisten, pero hay menos hambre en el mundo, menos pobreza y aun ante un mundo ya poblado por más de siete mil trescientos millones de personas, escasamente el 11% la pasa realmente mal, el resto se las va a arreglando y en este sentido el progreso ha sido enorme.
 
Si la política lo desea, la política lo arregla. Hoy la producción mundial de alimentos alcanza para más de 8 mil millones de personas, no hay razones para que haya hambre.
 
Las comunicaciones permiten saber de las plagas y las epidemias tan pronto se presentan y ya ninguna compromete la vida de un alto porcentaje de la humanidad por mucho tiempo.
 
Las guerras son una constante, la ciencia ha podido curar casi todo menos la estupidez y principalmente su expresión mas idiota, el terrorismo fundamentalista, pero aun así no son de esas guerras épicas que provocaban millones de muertos, matan por goteo, en general los guerreros han sido reemplazados por asesinos. Hay, y había, dignidad en la condición de soldado, la de terrorista no es una condición, es una perversión. 
 
Sin embargo hay una bomba de tiempo llamada congestión por sobrevivencia, que tiene el potencial de consumir todo el patrimonio de las personas,  endeudar a sus descendientes, y que ya ha contaminado con dudas toda la estructura social de sustento en la vejez como se la conoce hoy.
 
El sistema tiene que ser descongestionado. Los trabajadores se siguen retirando a la misma edad y mueren mucho mas tarde con el agravante que las mujeres viven aun una vida más larga y constituyen la mayoría de las pensiones vigentes.
 
La congestión solo puede ser aliviada mediante un nuevo modelo de gestión del tema, ya no tan simple como el de dividir las personas entre activos y pasivos, no se puede solucionar nada usando la misma fórmula que llevo a una acumulación de pasivos como nunca se vio antes.
 
La formula tiene que ser disruptiva y no solo debe descongestionar el sistema de retiro sino el de salud en la vejez, ya que las personas consumen el 90% de todos su gastos en salud en sus últimos 3 años de vida, así que ante semejante perspectiva, cuanto más tarde comiencen a gastar mejor para la calidad de los servicios a prestar.
 
La edad de retiro de 65 años y la edad promedio de fallecimiento han sido usualmente separados por 90 meses en promedio, ese dato “usual” ha perdido validez y hoy podemos pronosticar con cierta certeza que el número puede rondar los 180 meses, creando una multitud de beneficiarios que agotan los recursos, que ingresan al mismo ritmo y egresan lentamente, generando un panorama cada vez más sombrío.
 
Si aceptamos para el comentario una sobrevivencia proyectada de 83 años, el alto mantenimiento en salud seguramente empieza a los 75 años y desde allí crece sin parar. El sistema lucha con la ayuda de la medicina para mantener vivos y con buena calidad de vida a toda la multitud que lo habita y lo exprime más allá de lo posible. 
 
 
 
Una mirada más cercana va a mostrar que el consumo se incrementa a los 60, se acelera todo el tiempo hasta los 76 y se convierte al turbo - consumo luego de esa edad.
 
Malas noticias, entre los 69 y los 83 hay catorce años, de donde seguramente y por el arduo trabajo de la ciencia, la barra de los 83 se habrá corrido mucho mas adelante cuando se llegue a ese mojón y quizás ya nos hayamos bendecido con un nuevo período de turbo-consumo II de los 83 a los 89 si no a los 95 o más.
 
¿Cuántos casi - centenarios hay hoy en su familia? ¿Cuántos había tan solo dos décadas atrás? No se puede caer en el lugar común de comparar los años de aporte con los años en la pasividad, la tecnología y el avance de la ciencia son un factor externo al problema que se discute lo que produce un incremento permanente de la necesidad de financiamiento que no hay ser humano normal en este mundo que pueda cubrir solo con su trabajo y retirándose a los 65 años.
 
Desgraciadamente la ciencia tampoco ha podido mejorar la acción de la política y quienes hacen de la misma su vida ven como muy riesgoso para sus carreras el hablar de un tema que empieza con una sentencia de muerte - políticamente hablando- “tenemos que prolongar la vida activa”.
 
Prolongar la vida activa, más tiempo de producción y de contribuciones y menos tiempo en la pasividad y en el consumo de servicios de salud sin aportes, resulta clave y si bien aparece como una formula imposible de encontrar, no hay tal cosa, hay que pensar en forma disruptiva, la bomba solo se desactiva corriendo riesgos.
 
¿Cuánto se puede alargar la vida activa? Bastante, termino obviamente ajustable por el estado físico y la profesión y seguramente hasta los 72 años con total comodidad.
 
Se debe pensar en este movimiento con la mente abierta y actitud creativa, un Maestro ya no se podrá jubilar a los 50 años, pero tampoco en un nuevo sistema seguiría en ese trabajo luego de esa edad y esto es aplicable a un camionero, una enfermera o un trabajador de la construcción.
 
Un examen médico y psicológico a la edad adecuada podría definir el balance potencial de cada persona para así incluirla en el nivel correspondiente de la naciente buffer - zone que separara la vida activa del retiro definitivo. 
 
Evitar la epidemia de hambre y los ancianos convertidos en espectros depende entonces de tres factores, reducir dramáticamente el tiempo en pasividad , crear una nueva estructura laboral que permita una desaceleración constante y pausada del esfuerzo físico y el stress intelectual y fomentar y generar nuevas herramientas que puedan ser adquiridas en forma individual.
 
Ya no mas el día y la noche, quien haya conseguido armarse de los recursos, puede dejar de trabajar cuando le parezca, pero solo accederá a los beneficios estatutarios al final de la suma del tiempo activo más la buffer zone.
 
Trabajo, desacelero y me retiro, postergando esta última etapa lo más posible.
 
Desaceleración, una nueva etapa de la vida.
 
Los nuevos trabajadores podrán acceder al mercado ocupando las horas de trabajo dejadas vacantes por quienes se fueron al sistema de desaceleración y quienes hicieron uso de la opción de vivir con lo propio.
 
La propuesta concreta es la de dividir los trabajadores en 4 grupos en lugar de la simple división activos - pasivos.
 
- Un grupo de personas de hasta 65 años de edad, con sus sub - grupos (discapacitados, incapacitados laborales y personas de capacidades limitadas por su salud precaria) que trabajan jornadas regulares de 8 horas, cinco días por semana (40 horas) con aportes y contribuciones completos.
 
- Un grupo de personas “Jubilados Voluntarios” que obtienen una jubilación inmediata calculada con la sobrevivencia ajustada a la realidad del momento en que se vive. Esta gente opta por este retiro a los 65 años (o a los 55 las personas que han realizado trabajos de alto desgaste).
 
- Un grupo de personas de 55 a 65 años provenientes de trabajos de alto desgaste o requerimiento físico (construcción, choferes, maestros) más un grupo de personas de 66 a 72 años resguardadas dentro de la Buffer - Zone que trabajaran 6 horas diarias 4 días por semana (24 horas semanales) percibiendo el 80% del salario y sin pago de cargas sociales ni aportes patronales.
 
- Las personas que gozaran de su jubilación completa, obteniendo ese beneficio a los 73 años, con una jubilación calculada para un sujeto que comienza a recibir los beneficios a esa edad y ha dejado de contribuir al sistema a los 65 años.
 
Se elimina todo tipo de pensión y se reemplaza por el sistema de OPTIMIZACION DE PENSIONES de donde en la etapa activa todos los contribuyentes - prospectos del sistema de seguridad social deberán seleccionar una aseguradora donde adquirir un seguro de vida pagado totalmente a los 65 años y que ofrece como beneficio el capital necesario para adquirir una renta vitalicia inmediata al momento de la muerte del titular y cuyo monto será determinado de acuerdo a la edad de la beneficiaria/ beneficiario en el momento del acontecimiento. Si el beneficiario del seguro de vida falleciera antes que el titular, este recobraría íntegramente el monto de su reserva matemática al momento del fallecimiento.
 
Para evitar que explote la bomba hay que acercarse a ella, aceptar que es peligrosa y desactivarla, el modelo de buffer zone podría constituirse en una alternativa, el único ingrediente imprescindible son los políticos valientes que comprendan e impulsen la idea, y lleven a otros a compartirla hasta generar un cambio que es impostergable.
 
 
Fuente: BuenaFuente 7/3/16