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30 de enero de 2016

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2 de noviembre de 2015

Caminar: 10 beneficios para su Salud

Caminar es la forma más simple de realizar ejercicio físico. 


¡En esta nota te damos 10 buenas razones para comenzar a hacerlo hoy mismo! 
 
Técnicamente, todos comenzamos a caminar, aproximadamente, al año de vida. 

Y, a menos de que sufras de alguna enfermedad que te impida seguir haciéndolo, es una actividad que te acompañará todos los días de tu vida. 
 
Sin embargo, muchas personas no caminan lo suficiente como para gozar de los beneficios de esa actividad. 

Comenzar a hacerlo requiere un esfuerzo sostenido, aunque perfectamente realizable –y la recompensa, por el esfuerzo, vale la pena-.
 
Cada vez más estudios refuerzan los beneficios de realizar actividad física de forma regular.

Según éstos, puede ayudar a prevenir y aliviar numerosos problemas de salud y, al contrario que las drogas prescriptas –que, que pueden producir efectos colaterales- aporta una serie de efectos súper positivos, como estar de mejor humor, dormir más por las noches y reducir los niveles de estrés.
 
Algunos expertos, incluso, aseguran que si el ejercicio físico fuera embotellado, sería la medicina más recetada. 

Claro que existen numerosas formas de realizar actividad física. Pero, como ya cuentas con décadas de experiencia caminando, esta puede ser la forma perfecta para asegurarte de realizar tu dosis diaria de ejercicios.
Si ya te has resuelto a realizar más ejercicio físico, pero… sientes que no cuentas con el tiempo suficiente, o con el dinero para pagar costosas clases de gimnasia… ¡Caminar puede ser una solución para ti! A continuación, van 10 razones para comenzar hoy mismo:



1. Ya sabes hacerlo.

 
Sólo debes poner un pie delante del otro y comenzar. No hay una curva de aprendizaje, tal como en otras prácticas, como el Zumba o el tenis.

 
 

2. Puedes hacerlo en cualquier sitio.

Pon un pie en la puerta y comienza a caminar al trabajo. Puedes dar caminatas en áreas que frecuentas, como el camino hasta un centro de compras, un espacio de trabajo, la librería o una visita médica.


3. No precisas contar con un equipo especial.


Si caminas para ejercitarte, lo mejor es contar con un cómodo par de zapatillas. ¡Y eso es todo! Otros complementos pueden hacerte más cómoda la práctica pero, de ningún modo, son esenciales.


 
4. Es bueno para tus rodillas (y para el resto de tu cuerpo).
 
Cuando caminas, distinto que cuando corres, siempre mantienes un pie en el piso, lo que hace que ésta sea una práctica de bajo impacto y amigable para tus articulaciones. Por eso, no es una sorpresa que aquellos que caminan afrontan un riesgo mucho menor de padecer lesiones relativas al ejercicio que aquellos que optan por correr –sólo entre el 1% y el 5% para quienes caminan vs. entre el 20% y el 70% de quienes corren-.

 
 

5. Es saludable.
 
Hace más de 2400 años, Hipócrates sentenció: “Caminar es la mejor medicina para el hombre”. Hoy, existe una gran cantidad de bibliografía para apoyar esa afirmación.

 
6. Protege tu salud cardíaca.

 
La enfermedad cardiovascular es la principal causa de muerte en muchos países de América. Sin embargo, en muchos casos, esas muertes podrían prevenirse. Según una reciente investigación, un tercio de los infartos y muertes relativas al trastorno coronario en mujeres de mediana edad podría prevenirse si esas mujeres, simplemente, caminaran como una forma de ejercitarte.
7. Ayuda a mantener la diabetes bajo control.

 
La inactividad propicia la diabetes tipo 2. Trabajar tus músculos más frecuentemente y fortalecerlos incrementa su habilidad para utilizar la insulina y absorber la glucosa en sangre. Según diversos estudios, entre los que se cuenta el prestigioso Health Professionals Follow-up Study, caminar reduciría el riesgo de padecer diabetes tipo 2 en un 30%.

8. Ayuda a reducir la presión arterial.

 
La hipertensión arterial es uno de los principales factores de riesgo de infarto y ataque cerebral. Y caminar es, según una reciente revisión de 27 estudios precedentes, una forma efectiva de reducir la presión sanguínea.

 
9. Reduce el riesgo de sufrir caídas y fracturas.

 
Cuando éramos niños, tener un hueso roto era u oportunidad de pedirles a todos tus amigos que firmen tu yeso. 


Pero, a medida que pasa el tiempo, sufrir una caída y romperse un hueso comienza a ser un problema serio. 

Un ejemplo de ello es que una de cada cinco personas entre quienes padecen una fractura de cadera fallece en el término de un año. 

Mientras que esta estadística puede resultar aterradora, no existe una razón valedera para pensar que es mejor tirarte en el sofá y, de esa forma, evitar padecer lesiones. 

Por el contrario, estar activo es la mejor forma de mantener tus músculos fuertes y flexibles, de modo que sea menos probable que sufras una caída.
 
10. Despeja tu mente.

 
Por último, caminar es una buena idea si quieres despejar tu cabeza de las preocupaciones de todos los días.
 

Dar un paseo a la hora del almuerzo, o regresar a casa caminando en lugar de hacerlo en auto o en transporte público, puede ayudarte a mejorar tu estado de ánimo y quitarte de encima las presiones del trabajo y la vida cotidiana.
 
Caminar 2.5 horas por semana – solo 21 minutos por día- puede disminuir 30% el riesgo de padecer enfermedades cardiacas. 

 
Además, esta actividad que se puede realizar en cualquier parte, sin equipos especiales, se ha comprobado que reduce el riesgo de padecer diabetes y cáncer, disminuye la presión arterial y el colesterol, y mantiene activa la mente.



Fuente: bmiwellness

9 de agosto de 2015

5 herramientas financieras que es mejor tener

¡Cuidado! Que los accidentes no te tomen desprevenido

Dicen por ahí que es mejor prevenir que lamentar, y hablando de finanzas personales, este consejo no es la excepción. 

Existen varias herramientas financieras hechas para hacernos la vida más fácil, entonces, ¿por qué no las tenemos aún?  


Quizá porque no las creemos necesarias, sin embargo, cosas tan simples como una tarjeta de crédito o un seguro médico, pueden salvarnos de grandes apuros financieros y ahorrarnos muchísimas preocupaciones. A continuación, te presentamos las 5 herramientas financieras que conviene más tener en el bolsillo para no estar pensando en el hubiera:

1. Fondo de emergencias

Las emergencias se distinguen por ser impredecibles y, en general, por ser eventos desafortunados. No se puede predecir un choque, una enfermedad, un despido o una descompostura, pero siempre se puede estar preparado para ellos. 

¿Cómo? Con un fondo de emergencias. 

Ahorra poco a poco un pequeño porcentaje de tu sueldo hasta juntar lo equivalente a 6 meses de tus gastos promedio. De esta manera, sea cual sea la emergencia, estarás, si no es que “bien cubierto”, por lo menos mejor de lo que lo estarías si no tuvieses una cantidad reservada para este propósito. 


 2. Ahorro para el retiro 
 
El retiro llega más rápido de lo que crees. 

¿Te acuerdas de cuando eras niño y pensaste que faltaba mucho para ser adulto? ¿y qué tal ahora? 

La vida se pasa muy rápido, y ciertamente a los 50 no vas a tener la misma energía ni oportunidades que a los 20 o a los 30. 

¿De verdad quieres seguir trabajando —por necesidad— toda tu vida? 

Dialoga con el departamento de recursos humanos de tu empresa para discutir las posibilidades de planeación a futuro; muchas veces, tu propia compañía cuenta con programas que hacen posible ahorrar a través de apartados de determinados porcentajes de tu sueldo. 

3. Tarjeta de crédito 
 
La evolución tecnológica es una realidad y el mundo digital sigue expandiéndose. 

Muchos sitios de e-commerce te piden, para poder adquirir sus productos, registrar una tarjeta de crédito o débito. 

Lo mismo para hacer uso de un plan de teléfono celular u obtener una membresía en el gimnasio. 

¿Quieres hacer una reservación de hotel o comprar un boleto de avión?¿adquirir algún tipo de seguro? 

Los datos de tu tarjeta de crédito son obligatorios. La tarjeta de crédito también es muy útil en caso de emergencias o para adquirir algún artículo de alto costo que no está dentro de tus posibilidades inmediatamente porque no cuentas con la cantidad de efectivo necesaria. 

4. Seguro médico 
 
 
Definitivamente, hay pocas cosas más costosas que curar una enfermedad. 

Las tarifas de los hospitales son altísimas y en sí, el costo de los medicamentos, es excesivo. 

Un seguro médico te ayudará a reducir estos gastos en caso de cualquier incidente. 
5. Seguro de vida 
 
Protege a tus seres queridos con un seguro de vida. Al igual que las emergencias, los accidentes tampoco avisan. 

Si eres padre de familia o alguien depende económicamente de ti, el seguro de vida, más que para ti, es para demostrar tu preocupación hacia ellos. 

Si algo te sucede, ellos quedarán cubiertos por determinada cantidad en lo que se recuperan de la pérdida, se adecuan a un nuevo estilo de vida y encuentran otra fuente de ingresos. 

Además, en caso de dejar deudas hereditarias, gracias al seguro no tendrían que preocuparse por ellas.

Y tú, ¿con cuáles de estas herramientas ya cuentas? 

Definitivamente, es mejor tenerlas todas. Date el tiempo de buscar el producto financiero que más se adecúe a tus necesidades. Compara tus opciones y seguramente encontrarás una herramienta que se adaptará perfectamente a tu presupuesto. 

¿Qué esperas para prevenir? Protégete ya. 

Fuente: economia.terra

 

 


15 de mayo de 2014

¿Qué es un seguro y cómo funciona?


Introducción a los seguros
Los seguros son contratos mediante los cuales, a cambio de cobrar una prima (precio del seguro), la entidad aseguradora se compromete, en caso de que se produzca un siniestro cubierto por dicho contrato, a indemnizar el daño producido o a satisfacer un capital, renta u otra prestación convenida.
Terminología
En el mundo de los seguros se utiliza una terminología especial. 
Para comprender las características y funcionamiento de estos productos hay que entender primero el significado que se da a las siguientes palabras:


Personas que intervienen
  • El asegurador: Es la compañía de seguros. A cambio de cobrar una prima, asume la obligación de indemnizar al asegurado o beneficiario una determinada cantidad de dinero, en caso de que ocurra un acontecimiento (contingencia) determinado.
  • El tomador: Es la persona o empresa que contrata el seguro y paga la prima.
  • El asegurado: Es la persona expuesta al riesgo cubierto por el contrato de seguro. El riesgo puede recaer sobre la propia persona del asegurado, sobre los bienes que éste posea un interés económico o sobre su patrimonio globalmente considerado
  • El beneficiario: Es la persona o empresa que tiene derecho a recibir la contraprestación convenida en el contrato, en el caso de seguros de vida se nombran beneficiarios contingentes para el caso de que desaparezca el primer beneficiario.
El tomador, asegurado y beneficiario podrían ser la misma persona, o personas diferentes.
Otros términos
  • Póliza: es el documento en el que se plasma el contrato de seguro. Contiene la regulación del mismo y se compone de condiciones generales, particulares y especiales.
  • Prima: el precio del seguro,
  • Suma asegurada: es la cantidad fijada en cada una de las coberturas pactadas y constituye el límite máximo de indemnización a pagar por el asegurador, en caso de producirse la contingencia o siniestro.
  • Contingencia/ Siniestro: el evento previsto en la póliza y que da lugar al cumplimiento de las obligaciones del asegurador. La producción de la contingencia o siniestro da lugar a la indemnización pactada. (Ejemplos de contingencias: muerte, enfermedad, invalidez, accidente, incendio, etc.)
Fuente: Finanzas para Todos, España