EL PLAN
Es domingo por la tarde.
La
obra de teatro comienza a las seis.
Tanto él como su pareja quieren verla.
Ella
terminó lo que estaba haciendo y él dejó a un lado el libro que estaba leyendo.
Ambos subieron al coche.
Llegaron al teatro, se
encaminaron hacia la boletería, compraron dos entradas, pasaron a la sala, se
acomodaron para disfrutar de la obra.
Esta sencilla
situación cotidiana muestra cómo se logró un objetivo (asistir a un
teatro) mediante la ejecución de un plan.
Se dice que se trata de un plan
en una secuencia predeterminada de pasos lógicos, consecutivos y ordenados
para la consecución de un fin determinado.
En este caso el plan se llevó
a cabo sin un esfuerzo consciente.
Resulta interesante hacer notar que el plan
y las acciones fueron el resultado automático del anhelo de conseguir una meta.
La pareja sabía lo que quería e hizo lo necesario para lograr sus propósitos.
El proceso de meta - plan - acción -
perseverancia es algo que todo el mundo hace todos los días.
Lo hacemos
instintiva, inconsciente y automáticamente.
Es un proceso que ha acompañado a
los hombres desde el inicio de su vida en la tierra.
El hombre de
las cavernas tenía que matar a un animal para comer, esa era su meta de
cada jornada.
Tenía que planear y organizar su ataque, actuar de acuerdo con
sus planes y no abandonarlos hasta no lograr lo que deseaba.
Para él, el éxito
o el fracaso era cuestión de vida o muerte.
En el mundo de hoy todavía nos
adherimos al mismo concepto básico.
La mayor parte de las personas ni siquiera
se dan cuenta de ello porque realizan las cosas sin ningún esfuerzo consciente.
Siempre está presente el proceso de meta - plan - acción -
perseverancia.
Y esto es necesario en cualquier cosa que hagamos con un
fin. Ya sea que vayamos al teatro o acumulemos una fortuna, consciente o
inconscientemente estaremos aplicando los cuatro pasos fundamentales del éxito.
Si las metas inmediatas señalan el objetivo final, los planes
dicen cómo lograrlo; las acciones producen resultados tangibles y la perseverancia
asegura un resultado venturoso.
Lo malo con la mayoría de las personas es
que aplican este proceso en forma equivocada para alcanzar cosas indebidas.
TRACEMOS
NUESTRO PROPIO RUMBO
Asumiendo que
has establecido ciertas metas para ti mismo, ahora debes establecer planes
meticulosos para alcanzarlas. ¡He dicho meticulosos! Si tus planes no
están bien trazados, tus acciones carecerán de valor.
Las personas
que carecen de un plan consciente y efectivo para lograr una meta
están poniendo su vida y su destino en manos de quienes sí lo tienen.
Los planes
han de ser prácticos y operantes.
Para iniciar una tarea, lleva una
planificación escrupulosa y astuta, porque lo que realices estará basado en tus
planes.
Sin un plan claramente pensado, la vida no tiene sentido. El objeto de
tus planes es saber cómo alcanzar tus metas.
Recuerda que
los militares conocen los planos y mapas; desarrollan un plan para ganar
una guerra (la meta a largo alcance) y una serie de tácticas de batallas
para lograr áreas específicas (estas son las metas a corto alcance).
Trazar estos planes es un método que puedes realizar, haciendo los cambios
indicados. Los mapas militares describen el terreno, las condiciones del
tiempo, los caminos, las distancias, etc.
El tipo de planes que hagas,
proyectará la forma en que alcanzarás tus metas personales. Tus planes
te dirán lo que debes hacer y la mejor forma de lograrlo, puesto que
representan la guía para construir tu futuro.
PON TODO POR ESCRITO
Los
pensamientos son intangibles, así que deben alimentarse y concentrarse o
rápidamente se evaporarán.
A fin de dar a tus proyectos una existencia
palpable, escríbelos.
Ningún arquitecto deja la construcción de un edificio al
azar, sino que mantiene en su memoria todos los detalles de sus apuntes y trazos.
El hecho de
escribir tus ideas persigue varios fines: cuando haces una relación de los
métodos que emplearás para lograr tus metas, estás delineando una guía
clara y exacta que demuestra la forma más efectiva de llegar a tu destino.
Podrás estimar las dimensiones de tu progreso y ver qué más puedes hacer.
Con
cierto grado de precisión podrás predecir o anticipar eventos futuros,
reduciendo así considerablemente el margen de error.
A pesar de lo dicho, los planes
que se quedan sólo en la mente por lo general no se materializan como debieran,
porque carecen de claridad y objetividad.
Olvidar los detalles o pasarlos por
alto, conduce al fracaso.
Bien sea que tus planes escritos tomen el aspecto de
diagramas, tablas, mapas o declaraciones, de todas formas revestirán un aspecto
visual. Y ese mero hecho te permitirá ver lo que estás haciendo, adonde vas y
el progreso que estás logrando.
LAS ETAPAS
Son cuatro
las etapas principales que surgen al elaborar cualquier tipo de plan: Investigación,
evaluación, decisión y revisión.
Todo lo relacionado con el logro de tus
metas debe considerarse cuidadosamente.
Analizaremos
hoy el primer paso:
Investigación - En una partida de ajedrez son muchas
las formas de contestar la jugada del contrincante, pero solo una de ellas es
la mejor. Lo mismo resulta con ciertos planes dirigidos al logro de una meta.
Las formas en que puedes lograr cualquier meta son muchas, pero sólo una es la
adecuada.
Formular el
mejor plan, comprender y saber cómo aplicar lo que sea necesario para alcanzar
tu objetivo, es absolutamente esencial para el éxito.
La cuestión es: ¿Qué
necesitas para alcanzar el triunfo que buscas?
Antes de responder obtén la
mayor información posible sobre el asunto.
El gran valor de la etapa de
investigación es que al final sabrás si una meta específica resulta
adecuada para ti, si la puedes alcanzar y cuánto tiempo te tomará lograrla.
Esta etapa de
planificación exige que obtengas todos los datos necesarios haciendo preguntas,
y para ello debes aprender el arte de hacer preguntas: la clave está en trazar
un interrogatorio y saber encontrar las respuestas. Son seis las preguntas
¿QUIÉN?
¿Quién está
involucrado? ¿Quién me ayudará? ¿Quién me está reteniendo? ¿En quién puedo
confiar? ¿De quién puedo depender? ¿Quién podrá suministrarme lo necesario?
¿Quién lo ha hecho antes? ¿En quién puedo delegar autoridad?
¿QUÉ?
¿Qué
experiencia necesito? ¿Qué debo hacer? ¿Qué riesgos y qué peligros debo
afrontar? ¿Qué beneficios obtendré? ¿Qué esperan de mi los clientes
potenciales? ¿Que puedo esperar de mis compañeros?
¿DÓNDE?
¿Dónde
comenzaré? ¿Dónde encontraré el prospecto que necesito? ¿Dónde tendré que ir? ¿Dónde
están los puntos débiles o claves? ¿Dónde hallaré a más clientes? ¿Dónde puedo hallar la
experiencia que necesito? ¿Dónde recibiré el mejor consejo?
¿CUANDO?
¿Cuándo debo
comenzar? ¿Cuándo debo procurar extender mis planes? ¿Cuándo he de capacitarmer?
¿Cuándo venderé? ¿Cuándo me conviene descansar? ¿Cuándo debo ir de vacaciones? ¿Cuándo debo salir con mi producto al mercado?
¿CÓMO?
¿Cómo puede
hacerse lo que persigo? ¿Cómo obtendré lo que necesito? ¿Cómo puedo conseguir
lo mejor proyección? ¿Cómo lograré resultados? ¿Cómo saber lo que me costará? ¿Cómo
puedo reducir los costos? ¿Cómo podré progresar dentro de Masterforum?
¿POR QUÉ?
¿Por qué debo
empezar el 1 de Febrero de 2015 ? ¿Por qué debo hacer lo que estoy haciendo? ¿Por
qué he de tratar con Norberto? ¿Por qué he de confiar en él? ¿Por qué necesito
tal o cual cosa? ¿Por qué lo que estoy proyectando no se le ocurrió antes a
nadie? ¿Por qué no es práctico?
Quizás sean
cientos las preguntas de ese tipo que habrás de formular y contestar antes de
formular los planes. Con estas preguntas estarás recabando información
que te permitirá proyectar tu objetivo con mayor claridad.
Hay varias preguntas
que debes plantear: ¿Podré hacerlo? ¿Podrán ellos? ¿Querrán? ¿Acaso ellos?...
etc. Pregunta todo lo relacionado con tus metas en cualquier forma posible.
Cuando busques
información tienes que acudir a numerosas fuentes; pues bien, la mayor parte de
tus fuentes serán otras personas. En tal caso, asegúrate de obtener información
concreta, no simples opiniones, ya que algunas sólo tienen valor si provienen
de personas que sean peritos en sus respectivos campos de acción. Pero
considera que aun los peritos se equivocan y, además, en esta etapa lo que
buscas son datos concretos, no diversidades de pareceres.
En cualquier plan existe
el elemento riesgo. Averigua cuál es el riesgo de tu plan, conoce sus peligros.
Si los riesgos son demasiados, esto es el principio de que tu plan es arriesgado
y tendrás que formular uno nuevo que se adapte a la realidad.
Un buen plan,
desde luego, también encontrará obstáculos, reduce su potencialidad al mínimo.
Sin embargo, para ganar ten en cuenta que debes estar dispuesto a enfrentar
ciertos riesgos calculados.
Aunque ver
tus planes a través de un cristal color de rosa generalmente conduce al
fracaso, es igualmente cierto que la victoria en la mayoría de las ocasiones
corresponde a quienes saben correr riesgos siempre y cuando estos estén
arraigados en planes sólidos.
Es por esta razón que resulta muy importante
llevar a cabo las investigaciones considerando que el mayor cuidado es la
ventaja propia de tus metas y el sentido práctico de tus planes.
La mayoría de
las personas temen arriesgarse y, por lo mismo, nada ganan.
Para ganar tiene
que apostar; todo el mundo lo sabe. Pero cuando se trata de tomar riesgos,
invertir en ti mismo y afrontar las posibles consecuencias de dichas
inversiones, vale la pena.
¡Gran parte de las personas huyen despavoridas! Es
ésa una de las razones principales por la cual un 2 % de las personas en todo
el mundo realmente triunfan en la vida.
El tiempo que
habrás de emplear en cierto proyecto se determinará durante el período de
investigación. Con la información obtenida, establece cuáles proyectos deben
completarse en días semanas, meses o años.
Todo dependerá de las metas que
estés tratando de alcanzar. Uno de los riesgos más serios que puedes encontrar
será la pérdida de tiempo, ya que este ingrediente no puede recuperarse jamás.
Considera los
obstáculos que podrán aparecer en tu camino y entérate de la mejor forma de
resolverlos.
¿Qué problemas intuyes en tu proyecto y cuales serán los posibles
remedios?
Habrá también restricciones, de modo que pregúntate quien podrá
ayudarte a resolver los problemas y qué límites imponen las restricciones.
Investiga qué puede hacerse al respecto, dónde puedes ir para evitar esas
restricciones y cuando terminarán.
¿Sabes cómo operan otras personas dentro de
esas mismas limitaciones o por qué le fueron impuestas? ¿Podrás operar bajo
esas mismas restricciones? En los últimos interrogantes se muestra que debes
hacer todas las preguntas que sean necesarias, además de las seis preguntas
básicas anteriormente expuestas.
La etapa de
investigación también te permitirá tomar ciertas cosas como auténticas y tener
sobre ellas una idea de lo que puedes esperar de su futuro.
Las personas
competentes te dicen que la venta de asistencia al viajero es más alta en época de vacaciones y te dan razones fundamentadas en apoyo de su afirmación.
Puedes
aceptar que el hecho es cierto, y si tus metas se relacionan en alguna
forma con las asistencias al viajero, debes considerar los meses de vacaciones como
el factor importante de tus planes.
De manera similar, toma algunas
cosas o situaciones como hechos y espera que ocurran determinados efectos
lógicos, si tu información es correcta. Por lo mismo, opiniones emitidas con
conocimiento de causa revisten una gran importancia cuando planeas tu futuro.
Aunque un
buen plan te ofrece riesgos, también te brinda oportunidades.
Cuando
toda la información haya sido recopilada, ve los beneficios y compáralos con
los riesgos.
Si los beneficios son muy superiores a los riesgos, podrás
formular tus planes para triunfar.
Si resulta al revés tendrías que
reconsiderar las alternativas.
Una vez que
cumplamos adecuadamente con el primer paso de la investigación, estaremos en
condiciones de proseguir con las etapas posteriores: evaluación, decisión y
revisión.
Nadie sano planea fracasar, pero muchos fracasan por no planificar.
Cordialmente.
Norberto
Plachta