Cada vez más mujeres que ya han pasado los 50 años,
se sienten angustiadas por que comienzan a darse cuenta que muchos de sus
proyectos se terminaron y todavía les queda mucho por vivir.
Pensemos en lo que se esperaba de nosotras cuando
éramos adolescentes: ser esposa y madre, estudiar para ser cultas pero no para
ser sostenes del hogar y conseguir un hombre, “un buen partido”, proveedor.
El
trabajo y la vocación no iban de la mano.
Cuando la mujer se casaba su vocación quedaba de lado.
Y si seguía trabajando era para ayudar al hogar y luego tener una jubilación para completar el ingreso del marido en los años de la vejez.
Cuando la mujer se casaba su vocación quedaba de lado.
Y si seguía trabajando era para ayudar al hogar y luego tener una jubilación para completar el ingreso del marido en los años de la vejez.
Y el mundo fue cambiando vertiginosamente y con
ello el rol y el lugar de la mujer.
Comenzó a aparecer nuestro imaginario: estudiar y
trabajar de lo que nos gusta, realizarnos, ganar dinero y gastarlo en lo que
queremos, crear no necesariamente hijos, expresarnos amarnos a nosotras mismas.
Un hito importante para el cambio fue la aparición de la pastilla
anticonceptiva que permitió que la mujer pueda ser dueña de su sexualidad,
pudiendo elegir si quería o no ser madre y en caso de quererlo: cuándo y con
quién.
La sexualidad a partir de ese momento no sólo
para procrear, sino también para sentir placer, tema al que lentamente se le
fue sacando la culpa.
También
se legalizó el divorcio y hoy no son pocas las mujeres que se divorcian después
de cumplir los 50 años.
De esa manera, el proyecto del hombre proveedor y
sostenedor se desvanece. La jubilación no tiene el mismo sentido, ya que con
ese dinero no alcanza y la vejez y la muerte no llega tan rápido como la
esperábamos.
Muchas
pudimos adaptarnos al cambio y otras siguieron con el modelo establecido.
Se necesita mucha plasticidad, resistencia, coraje,
fuerza, creatividad, desafío, para poder adaptarse a tantos cambios y no morir
en el intento o mejor dicho no claudicar en el intento.
La esperanza de vida hoy es de más de 80 años y las
mujeres somos quienes vivimos más; quizás 90. Desde los 50 a los 90 hay 40 casi
otra mitad de la vida. ¿Se preguntaron qué harán en los próximos 40 años?.
Las
mujeres de esta generación tenemos que re-inventarnos la vida: ya no alcanza
con la familia, y los amigos van cambiando, el trabajo en relación de
dependencia pronto se termina. Vivir de la jubilación ya no es negocio ni
solución, el marido ya no existe y los
hijos y los nietos hacen su vida.
A partir de los 50 años se impone
replantearse la vida y planificar que vamos a “hacer” y que vamos a “ser” en
los próximos 40 años.
Hora de pensar en nuevos gustos, nuevas amistades,
nuevas vocaciones, nuevas tareas, nuevos trabajos, nuevas formas de ganar
dinero, nuevas formas de relacionarnos con nuestro cuerpo, etc., etc.
No cambiar es morir un poco. Y muchas mujeres hoy
se encuentran en una encrucijada. Depresión, fobias, pánico, bipolaridad,
trastornos de ansiedad, son los nombres de las emociones que acompañan el miedo
al cambio.
Debemos enfrentar nuestros miedos y comenzar a
proyectar la 2° parte de nuestras vidas. Nunca más valedero el refrán “No dejes
para mañana lo que puedas empezar hoy”.
La posibilidad y oportunidad de capacitarse entre
pares e incorporarse al equipo de asesoras profesionales independientes en
Masterforum representa una excelente oportunidad que permite dar un nuevo
sentido a la vida, transmitir el amor de uno al prójimo, lograr la independencia económica, levantar la autoestima,
animarse a dar el salto a la segunda mitad de la vida que todavía tiene tiene
muchas cosas maravillosas por enseñarnos y para sorprendernos es un proyecto maravilloso.
Te estamos esperando, llamanos de lunes a viernes
de 11 a 18 hs.
TE 011 4816 0555 en Capital Federal masterforuminternational@gmail.com
Un equipo de mujeres buscando un nuevo camino te acompañará.
Fuente: Lic. Alicia Mabel Alfuso
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