La psicología forma una
excelente pareja con el marketing. Entre ambas disciplinas se conjuga el
“feeling”, no hay nada como una pizca de psicología para hacer más sabroso el
marketing.
Bien utilizada, de manera
ética, la psicología es oro puro en manos de los “marketineros”.
A continuación enumeramos 5
trucos tecnológicos que conseguirán dar alas a sus estrategias de marketing:
1.
Despierte la curiosidad del consumidor.
La curiosidad es una herramienta muy poderosa para el marketing. De hecho, es tremendamente capaz de influir en el comportamiento humano. Y ¿qué busca el marketing sino influir en el comportamiento humano? El consumidor es curioso por naturaleza, por lo que las marcas deben esforzarse por despertar su lado más “fisgón” en sus campañas “marketineras”.
2.
Apueste por la simplicidad.
Webs simples, mensajes simples, formas simples, elecciones simples… Al consumidor le gustan las cosas fáciles y sencillas. Lo simple gana siempre por goleada a lo complejo. Instintivamente, y enfrentado a varias opciones, el consumidor se decanta siempre por la alternativa más simple.
3.
Reduzca las opciones.
Cuantas más opciones proporcione su marca al cliente, menos ventas generará. Si quiere de verdad dar fuerza al ROI (retorno sobre la inversión) de su empresa, debe reducir las opciones puestas a disposición del consumidor. Dar al cliente más alternativas no le anima a comprar sino que más bien le desalienta. Cuando se da muchas opciones, el ser humano tiende a paralizarse y a postergar su toma de decisiones.
4.
Proporcione tres opciones al cliente.
Si su marca proporciona tres opciones distintas al consumidor, éste se quedará casi siempre con la opción intermedia. Encarado a tres variantes de un mismo producto (uno muy caro, uno low-cost y otro a medio camino entre ambos), el consumidor se decantará por la tercera opción. ¿Por qué? Porque es a priori la más rentable para él desde el punto de vista financiero.
5.
Olvide las soluciones, ofrezca beneficios.
La mejor forma de llegar al “corazoncito” del cliente es venderle beneficios, no soluciones. Cuando el consumidor compra soluciones, el 80% termina poco satisfecho con los resultados. Las marcas que siguen vendiendo soluciones están abocadas a ir a la deriva. Si el consumidor decide comprar un producto, es por los beneficios que éste le aporta, no por sus soluciones. El cliente ya conoce las soluciones y lo que quiere son beneficios.
Fuente: marketingdirecto
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